Cruz Azul lo intentó y por momentos ofreció buen futbol, pero a final de cuentas cayó, nada menos que frente al Real Madrid, que lo goleó 4-0 para clasificarse a la final del Mundial de Clubes, que disputará contra el ganador que surja del partido de este día entre San Lorenzo y Auckland City, mientras que los celestes esperarán al perdedor para buscar el tercer sitio.
La Máquina fue descarrilada, con los goles de Sergio Ramos, Karim Benzema, Gareth Bale e Isco Alarcón. Curiosamente no anotó Cristiano Ronaldo, quien estuvo muy activo y repartió muy buenos balones para asegurar el triunfo de su equipo.
El sueño Azul se esfumó en el estadio de Marrakech, que tuvo una asistencia de 34 mil 862 espectadores.
La Máquina fue arrollada por un tren bala llamado Real Madrid, que con esta victoria suma 21 de forma consecutiva. Obviamente, los españoles son favoritos para llevarse el título.
EL PARTIDO
Cruz Azul, a pesar del tropiezo fue un rival que luchó, que sus hombres se esforzaron, y que por lo menos, durante el primer tiempo, dejó cosas interesantes. Aunque tampoco fue un equipo que jugó muy abierto, pues bien sabía Luis Fernando Tena que abrirse le costaría un marcador más holgado.
Algo que de todas formas sucedió. Los celestes, de todas formas, murieron el intento.
Real Madrid, de entrada, fue una auténtica maquinita, porque cada vez que llegaba a la portería de Jesús Corona era una amenaza de gol, aunque Mariano Pavone, antes tuvo una situación de gol que falló.
Es cierto que la fórmula BBC (Benzema-Bale-Cristiano) funciona a la perfección y es muy efectiva, además de que ese ataque blanco es todo un espectáculo.
El Cruz Azul mostró ímpetu, pero futbolísticamente fue superado.
Los chispazos mostrados, sólo quedaron en eso, aunado, a los errores de algunos celestes, las cosas cambiaron.
Ramos abrió el marcador cuando se jugaban 15 minutos y después, Benzema, al 36’, hizo el 2-0. El cuadro español dominaba y era el amo y dueño de la pelota.
Así, las ilusiones celestes se fueron esfumando, aunque hubo una oportunidad de volver al partido. Sergio Ramos le cometió una falta a Pavone que se sancionó con la pena máxima. Gerardo Torrado, quien ya había marcado dos goles desde los once pasos en el partido anterior, se alistó para cobrar… y la falló.
Real Madrid, prácticamente caminando, seguía ganando el partido, el cual se jugaba al ritmo que el campeón de Europa marcaba.
A pesar de que Christian Giménez intentó proponer algo, no hubo capacidad de reacción. Pavone, Mauro Formica y Hernán Bernaldello no fueron capaces de desequilibrar. Ingresaron Marco Fabián y Pablo Barrera, por el “Chaco” Giménez y Pavone, respectivamente, pero no hubo mucho que contar, al menos un balón al poste de Barrera. Los yerros de Corona y Torrado mermaron en el ánimo, de lo contrario, quizá, otras historia estuviéramos contando.
Real Madrid plasmó en la cancha, algo de su potencial. Es un equipo lleno de recursos y de estrellas que brillan con luz propia y cuando se juntan, nos brindan una barbaridad de futbol. Por algo es el mejor equipo del mundo.
Isco selló la victoria para un rotundo 4-0, marcador que tampoco es de sorprendernos porque la historia de los equipos mexicanos en el Mundial de Clubes, tampoco da para presumir.
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